lunes, 23 de junio de 2008

y caminando por los adoquines del tiempo Santiago antiguo se fue perdiendo...




20 de Octubre de 1904

Helaba la noche y el viento corría en contra, el tiempo en ese lugar era incalculable y el mar infinito. Ya había dormido demasiado y las realidades parecían confundirse, a veces.
El Mar se hacia menos denso y de pronto una neblina envolvió el ambiente, y no era que la nubes hubiesen bajado, sino que ellos ya no se encontraban en el mar. El vértigo. El vacío entre ellos y el mundo. Se acercaban al medio de un valle entre cerros. Cada vez mas adentro.
De pronto el sitio de desembarque que era donde Donato se encontraba posado mirando hacia abajo comenzó a abrirse para dejar las maletas de algún pasajero.





Y alguien se habría dado cuenta de su ausencia?

Probablemente era la hora de almorzar, necesitaba encontrarlos o ser encontrado. El idioma era extraño aunque habían algunas palabras que podía comprender ya que las lenguas eran primas. Sentir miedo era inevitable. Las pulsaciones se aceleraban, la respiración. La calle de las alamedas parecía interminable y el monstruo de lata ya había cobrado sus victimas, se veían la gente en su interior, el monstruo ya tenia predestinado su camino ya que era guiado por una cuerda por lo que era fácil evadirlo.





Y donde se encontraba? Esto parecía una jungla surrealista, había una serie de seres extraños que aparecían y desaparecían todos siguiendo su camino, como el monstruo pero con un riel invisible. Acaso nadie podía verlo?

Unas señoritas parecían hablar, y Donato parecía entender algunas palabras, algo sobre un Pacto entre dos hombres, Chile y Bolivia. En este lugar hasta los nombres son extraños.



De un momento a otro calló la noche y los gatos en los tejados anunciaban la llegada de las musas de la muerte, acaso vendrían por él? Ahí fue cuando otra llego por él.

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